Nos pasamos la vida intentando luchar contra nuestros miedos
y nos emocionamos al ver como algunos le
ganan alguna que otra batalla. Otras veces nos acercamos a él de
puntillas esperando que siga dormido, esperando que no se despierte. Por
desgracia, la vida nos demuestra que
nuestros miedos casi siempre estaban fundados y que siempre que vencemos
uno aparece otro en su lugar. Pero no nos engañemos. Si vivimos con miedo es
porque nos es útil, porque nos avisa del peligro, aunque por desgracia, el
precio a pagar sea demasiado alto.